Introducción
La pintura religiosa que encontramos en los muros, arcos y techos de los conventos construidos en el siglo XVI; además de cumplir con la tarea evangelizadora para los indígenas, enriqueció la decoración de algunos de los espacios de estas majestuosas construcciones. Cada espacio del convento cumplía con una función para las actividades de los frailes, como la sala de profundis; espacio de reflexión interna, oración y velación de los habitantes del convento. En esta sala se plasmaron significativas pinturas como es el caso de la sala de profundis del Ex Convento de Culhuacán, donde aún podemos admirar en buenas condiciones de conservación la pintura mural de Cristo en el Monte Calvario, sobre el marco de la puerta de entrada a la sala de profundis del Ex convento de Culhuacán, está pintado un hermoso Calvario; muy parecido al Calvario del Ex Convento Agustino de Epazoyucan, en el Estado de Hidalgo.